BIENVENIDOS A LOS ESCRITOS CON DEJOS DE LOCURA.

Esto es sólo una vista por la neurosis galopante de una treinteañera en pleno uso de sus facultades mentales.
Si decides arriesgarte, y darte un tiempo para leer mis bazofias, entonces: Bienvenido, adentrate en la mente de una sicótica sin remedio.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Alfredo Jaar y su grito de auxilio para el Tercer Mundo


La forma como el periodismo trata de entregar sus noticias radica mayormente en la línea editorial del medio. Pasa que, a veces, esta línea editorial no logra captar realmente que es lo importante, lo que el público necesita saber. ¿Es que acaso trasciende más lo que pasa en los países desarrollados que lo que sucede en el “Tercer Mundo”?
Alfredo Jaar, fotógrafo chileno, radicado en el extranjero hace más de 22 años, muestra su obra como un grito de información sobre lo que pasa en este “tercer mundo” que dejan de lado. Sus viajes al Amazonas y Ruanda son experiencias que ha traspasado a su arte y público. Con esto trata de disminuir la globalización con la que se hace cargo el mundo de la información en estos tiempos.
Una de las obras que le significó mayor publicidad fue la imagen computarizada que presentó en el “Times Square”: “This is not America”. Esta forma de expresar que la mayor globalización se encuentra en territorio norteamericano le valió reacciones en el pueblo unido hasta el punto de señalar como “ilegal” dicha obra.
Lo común en cada obra de Jaar es relatar informaciones y experiencias existenciales procedentes del reverso de la civilización occidental. Una de sus obras, “The eyes of Gutete Emerita” (1996), habla explícitamente sobre esto. En su viaje a Ruanda, luego de ver la catástrofe que estaba presente en ese momento, tomó fotografías que fueron la base de su proyecto “Ruanda”. Es en este proyecto donde monta una obra que muestra un millón de diapositivas; trata de reducir la escala de un millón a una sola cosa, enfocar el desastre de Ruanda, la gran cantidad de personas que perdieron la vida en el lugar.
La mejor forma de expresar las sensaciones que vivió realizando este proyecto es en la fotografía de los ojos de un niño que vio como asesinaban a su padre y madre con machetes, esto le produjo mudez por alrededor de dos semanas: “Las imágenes cambian al mundo, mucha gente a argumentado que paramos la guerra de Vietnam gracias a ciertas imágenes. Entonces, cada vez que los gobiernos entendieron que podía ocurrir esto, hicieron censura”, señaló en la entrevista “La belleza del pensar” el domingo 12 de agosto del presente año en TVN.
Esta forma de hacer presente que los géneros estéticos están siempre más adelante con la entrega de sus imágenes, da la sensación que el mundo informativo esta equivocado en sus prioridades. No todo es Norteamérica. También existen situaciones que merecen ser sacadas a la luz.
Jaar, en cada una de sus obras trata de imponer ese sello. Explicar que hay ojos más allá. Trata de hacer entender que si se llega a la esencia de las cosas es posible lograr que el ser humano reaccione, y que de esa forma se pueda ver que la globalización que nos está atacando.
Es ahora cuando se debe ver que es el arte o la literatura los que pueden abrir camino a este nuevo desarrollo. La idea es abrir los ojos y aceptar que lo que se muestra es parte del mundo y no algo que, aunque así parece, es ciencia ficción.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

mas...dame un poco mas....quiero intoxicarme en vos!!!!

Anónimo dijo...

Creo que la obra de Alfredo Jaar es también una forma de protestar contra la eterna censura, a la que ciertos poderes fácticos constantemente nos tratan de someter. Más allá de eso, Alfredo se esfuerza en mostrarnos una realidad que no siempre queremos ver, especialmente en lo que concierne a los países del llamado "primer mundo", los que muchas veces prefieren ponerse una venda sobre los ojos antes que mirar lo que ocurre a su alrededor. Celebro que existan personajes como Alfredo Jaar, quien posee la capacidad de entender el funcionamiento del mundo mucho mejor que ciertos gobernantes que se creen imprescindibles, cuando la verdad es que podríamos prescindir perfectamente de ellos.

Jorge Queirolo Bravo
Escritor y periodista